Agradecer
Mirar el cielo, detenerse en aquellos detalles que son dignos de observar y degustar en los escasos momentos de gratitud que rozamos en el mundo de las inconformidades. Esa detención que refleja contentamiento, que valoriza las manos que nos sostienen, las palabras que nos alientan, el amor que sacia de quietud el alma, para aprender la razón que entiende el sentido más profundo de dar las gracias, recordando cada latido, suspiro, respiro y lágrimas brotadas. Bienes recibidos, no pueden ser nublados por la tragedia de convivir en las insatisfacciones. Inolvidables aromas del tan deseado perdón, entregarlo y recibirlo es una virtud admirable. Abrir los ojos cada amanecer y ver en el nuevo día una ocasión para amar. Es acaso una causa suficiente para elevar una oda al magnánimo hacedor de ellas. Pantanos que hunden a muchos, ahogando las sonrisas que provienen de los destellos provocados por la luz de la gracia, sin ella no hay causas para agradecer las dichas disfrutad...