Pensamientos trazados
Muros que esconden historias
Murallas que perpetúan los trazos del pintor
Panderetas que afirman los colores del ilustrador
Ladrillos que conforman lienzos que algún día recibirán alegremente los pigmentos de las pinturas, transformando las densas nieblas de las urbes.
Concreto que sostiene el fascinante mundo de los muralistas
Relatos visuales que comentan los anhelos de las sociedades
Brochas, rodillos, pinceles que danzan entre líneas que burbujean los tarros de óleos.
Látex que cubre las ideas anteriormente creadas, cubriendo con capas que ocultarán lo que un día costo tanto realizar.
El tiempo desgasta los tonos, murallas que se descascaran, quebrando los espacios pintados en el ayer.
Estelas de colores, válvulas que regulan los trazos que sutilmente construyen los idealistas constructores de formas.
Piezas que plasman el parcialmente conocido cerebro, reflejos fijados en la pared.
Mirados, admirados, despreciados, ignorados serán por los transeúntes que ligeramente moverán sus ojos para mirar lo que no logran entender de primeras.
Preguntarse ¿cómo fue posible?, ¿qué dice?, ¿cuál es el significado? Entre miles de preguntas y otros tantos cuestionamientos surgidos de lo observado.
Técnicas perfeccionadas con el ejercicio de las paredes, sensibilidad en la vinculación del cerebro, brazos, manos, dedos, presión, fuerza, soltar, acercarse y alejarse de lo cubierto. Degradando en la búsqueda de alcanzar el volumen tan anhelado, profundidades que se entrelazan dulcemente con los diversos planos, que contribuyen en la configuración de la piezas tan admiradas.
Juzgados, analizados por expertos o seudos críticos que revisan con detenimiento las partes que configuran el todo del cuadro callejero, ubicados en galerías transitorias que rápidamente olvidarán el imaginario de los pintores, graffiteros, muralistas, artistas, entre otros.
Moda para algunos, religión para los adeptos, fanatismos para los puristas, terapia para los estresados, alegría para los que valoran los colores, pasatiempos para los aburridos, dinero para los famosos, trabajo para los admirados del spray.
Estilos, sellos, identidades, caminos, distintivos son los resultados de aquellos que forjaron sus propios caminos, dejando de seguir lo que las masas aplauden y luego abuchean con tanta veleidad.
Entre trenes, rejas electrificadas que no fueron capaces de paralizar las ansias de registrar un nombre que recorriera las extensas líneas que fluían en las profundas y elevadas estructuras subterráneas de las riesgosas ciudades.
Reconocimiento, admiración, fama y narcismo de verse reflejado en los carros que movilizados iban de estaciones a estaciones, transportando a las personas en las capitales de las desigualdades.
Cultura traspasada y mantenida en los intercambios de las expresiones contemporáneas de saber comunicarse y dejar una huella en las nuevas formas de movilizar las letras, caricaturas y mensajes, entre rieles y paredes.
Reclamos, insultos, declaraciones, propagandas, proselitismo, modas, publicidades, alegrías, rabias, esperanzas, odio, voces escritas que reclaman ser leídas.
Arte o vandalismo, entre galerías o absolutamente callejero, ¿quién es el dueño?, ¿quiénes podrán responder al dilema?
Muralista o graffitero ¿cuál es la complicación de fusionar los dos oficios?
Amor por el arte o amor por el registro de ser conocido.
Es posible convivir entre lo sofisticado y no perder sus esenciales características. Delimitarlo tal vez no es comprender que las expresiones artísticas viven irrenunciablemente procesos, que nos permiten apreciar con admiración y asombro las obras más diversas en la historia de la humanidad.
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