Caída del engaño
Escuchar con un sólo oído nunca será correcto, tal ejercicio nos priva de oír en su totalidad el cántico de los relatos.
Ejercer un sólo sentido, sin utilizar los otros complementos nos incompleta de la realidad.
Tan sólo dejarse llevar por la emoción del llanto, nublando la verdad, apagando la conciencia de las situaciones, lo genuino es cubierto por lo aparente.
Lo supuesto sólo busca captar el engaño de los sentimentalistas, embaucar las débiles razones del necio, que sin pensarlo se deja llevar por las lágrimas de la conveniencia del mentiroso.
Despertar del engaño es complejo, ver la pobre realidad, unir cabos, entrelazar piezas, conectando cables y lograr ver lo engorroso del frause; sonrisas y lágrimas ameritan un tiempo de evaluación.
Manipulación del corazón, suave abrazo mal intencionado que anula la visión, que apaga la reflexión, dando pie al destierro del pensamiento.
Usar al otro, usurpar su tiempo, pintarle un espejismo, que fácil es caer en el juego de las malas motivaciones, despertar, desatarse de las redes del encantamiento letal, implorando libertad, esclavo del error que llora su mala elección.
Afectos inexistentes, intereses personales que suplantan las fuerzas colectivas, utilización, sustracción y luego abandono de la pieza fríamente manipulada.
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