Guías sin nobleza

Desde lo alto donde sólo llegan los interesados en gobernar, ser los guías e iluminar con sus conclusiones a los adeptos que ingenuamente confían sus corazones en manos de sus inescrupulosos pensamientos. 

Ganarse los afectos, hablando dulcemente para endulzar las conciencias, paralizar las razones que nos dan las pautas para buscar la verdad, vender una imagen o proyectar una personalidad amable es la entrada al camino del fiel seguidor de hombres. 

Admirable son sus proezas, sus relatos convencen hasta las piedras, legitimar sus torcidas intenciones, enmarcando las razones en los argumentos mal usados, fríamente calculados, sabiendo que ellos lograrán movilizar a los que ven en su representatividad a un ser que habla con la rigurosidad de la honestidad. 

Difuso, confuso es dudar o cuestionar al vocero de la verdad, ¿Quién se atrevería a tan sólo considerar si todo es cierto? 

Los dogmas son las tablas impuestas, impresas por sus deidades que desfiguran la imagen de Dios, no hay cuidado en manipular lo sinceramente sagrado, el fin justifica los medios. Las personas son medios para alcanzar sus sueños. 

Muchos rebaños son guiados al error, abrazados por las malas enseñanzas, orientados al error, sus vidas son instrumentalizadas, son reducidas a un mero recurso, ellas no logran ver los engaños visuales, por temor actúan jurando un pacto de sangre con el puente que los guiará al paraíso del vacío, que tan sólo existe en la mente de aquellos que creen en la voz de su encantador. 

Silenciosamente se escuchan algunos ruidos subterráneos, algo sucede se preguntan, las preocupaciones se convierten en cuestionamientos, algo fuera de la normalidad está ocurriendo. 

Silencio se requiere para poder oír bien, el ruido ambiente nos limita en la intención de entender o tratar de encontrar el origen del movimiento. No es nada, todo es absolutamente normal, para qué preocuparse, tal vez fueron las ansiedades, ¡tranquilo!

Sigamos, confiar en la palabra del que sabe o no nada sabe, es la tragedia que antecede a la desgracia venidera. 

La historia continúa sin parar, una y otra vez las personas son embaucadas por la retórica del mal, ingenuidad es el requisito para ser aceptado con grandes honores en el club de los que serán llevados a la oscura oscuridad. 

Convocar sin nobleza, guiar sin amor es la rutina de los guías del error. 

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