Y los árboles...
Un frío sábado de otoño, levantarse y mirar desde el balcón como los vientos estacionales despliegan sus fuerzas en los árboles que ven caer su intenso follaje, para continuar con las fases de este lado de la existencia.
Volver la mirada y con ahínco buscarles, ¿por qué se esconden?
¿Dónde están?, ¿Por qué se mudaron?, ¿Quién los saco de sus lugares?, ¿Por qué nos abandonaron?
Tristeza invade el momento de los cuestionamientos y la resignación aplasta el disgusto amargo de no volver a disfrutarles en el inicio del nuevo vivir del día.
Las aves guardan silencio, los pajaritos emigran para encontrar el resguardo que tanto anhelan, desterrados son sus plumajes y sus cálidos nidos son expropiados, sin considerar el reposo de sus crías.
Un mutismo incomodo se hace sentir en la despedida de los árboles.
Árboles talados.
Árboles mutilados
Árboles marcados
Árboles quebrados
Árboles quemados
Árboles incendiados
Árboles olvidados
Árboles abandonados
Árboles secados
Árboles violentados
Árboles descuidados
Árboles sin raíces
Árboles sin troncos
Árboles sin follajes
Árboles sin copas
Árboles caídos
Árboles podridos
Árboles orinados
Árboles sin ramas
Árboles sin hojas
Árboles sin frutas
Árboles sin flores
Árboles sin sabía
Árboles sin sonidos
Árboles sin cánticos
Árboles sin aves
Árboles sin insectos
Árboles que pierden su sombra
Árboles que despiden a sus habitantes.
Árboles que dejarán sus nidos
Árboles que pierden lo hermoso del otoño
Árboles que no serán saciados con las lluvias del invierno
Árboles que no volverán a disfrutar la paleta de colores en la deslumbrante primavera.
Árboles que no estarán presentes en las tardes calurosas del verano.
Rocio que no tendrá un recipiente, tétrico paisaje que pierde sus verdes entrelazados con la luz y las sombras.
Buscarlos y no encontrarlos es paralizante.
Su respaldo se fue, ¿dónde sostendrán la espalda los que observan la belleza de las praderas?
¿Cuál será el lugar donde soñarán los novios?
Un mundo, un universo, un barrio donde conviven tantas especies
La casa en el árbol fue desalojada de la imaginación.
No se levantarán, sus piernas y brazos fueron quebrados para siempre.
Árboles que no podrán ser reemplazados, esperar todo su esplendor no será posible.
Sembrarlos es un hermoso legado a las posteriores generaciones.
Pasarán los tiempos y otras vez anidarán la admiración de los atónicos humanos.
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