Recordando el hogar
Casas abandonadas, lugares dejados atrás, una parte de la historia se ha desprendido.
Piezas que guardan momentos, pasillos que registran los pasos de la vida, puertas que protegían la intimidad de los habitantes.
Hogar cálido, lugar abrigado por las murallas que abrazaban a los integrantes de la familia, sueños, risas y lágrimas forman parte de la estructura emocional que construirá sonrisas al recordar ese espacio tan caluroso.
Sitio eriazo que sofoca las singulares flores que bordean de una especial dulzura los atardeceres familiares, arbustos amigos inseparables del jardín que con tanto esmero fue realizado con el sueño de disfrutar en el.
Aún se mantienen algunos cubiertos que con el pasar del tiempo no han sido capaces de frenar el avance de los minutos, muebles que sueltos están, perdieron el esplendor que hacia resplandecer el laboratorio de sabores y aromas en las composiciones del paladar.
Sentarse en la escalera a recordar la infancia, mirar por el ventanal que ya no existe, no es necesario correr la cortina para poder ver quién llama o quienes van pasando en la vereda que separaba nuestras vidas de la otros.
No hay sillones, ni muebles que decoraban el lazo fraternal que reunía a los herederos del pasado, invitados en la mente van armando el rompecabezas de la conmemoración de las épocas experimentadas con ellos y más.
La hermosa metamorfosis de la casa, convirtiéndose en un fabuloso hogar, cariño y abrazos que reforzaron los tristes y amargas ocasiones del vivir.
Bajar y luego afirmarse de los marcos que aún sostienen los esfuerzos del pasado. Salir y volver a pensar en qué tan sólo se mantendrán agarrados del profundo afecto que reflejan las personas y seres amados que habitaron los lugares recorridos.
Tantos y más recuerdos que se recuestan con nosotros, tirado en el piso cerrando los ojos y alzando los brazos, con las manos inundadas de nostálgicos momentos que acompañan la leve sonrisa que se deja ver, lágrimas que afloran dejando patente la importancia de saber degustar los nutrientes del ayer.
Recordar siempre tiene sus encantados, sazonar el hoy con el ayer, condimentará las delicias del vivir con gratitud lo gustado de la vida
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