Seguir adelante...
Corre de los espacios cerrados.
Huye de las cercas, escapa de los campos minados, no dejes que las injusticias arrastren sus manos y las ensucien.
Corre de los espacios cerrados.
Huir de la manipulación, arrancarse de las marcas que han dejado aquellos momentos que amargan la vía de la Fe, es mucho mejor que dejarse arrastrar por el torrente de la rabia.
Corre de los espacios cerrados.
Saltar de la sequedad y abrazar el desierto florido, aún en el peor de los momentos hay espacios para la esperanza en ello.
Corre de los espacios cerrados.
Rechazar el odio y comenzar a caminar en la senda del amor es posible cuando entendemos que no es una utopía del más allá, no dejemos que la incredulidad nos apague la luz de la esperanza.
Corre de los espacios cerrados.
Desligarse de todo aquello que asfixia es importante para poder seguir respirando el oxígeno de la libertad, limpiar los pulmones y llenarse de paz es posible en la guerra.
Corre de los espacios cerrados.
Acercarse a la fuente de vida es imperativo para el que llegó a sus últimas fuerzas y necesita hidratarse de bondad, con la razón de proseguir su andar en la senda del estar.
Corre de los espacios cerrados.
Alejarse de las hipocresías es una sabia determinación, desvincularse de los excesos es excesivamente importante, volver a comenzar siempre será virtuoso, no hay mal en mirarse y luego concluir en la ruta del cambio.
Corre de los espacios cerrados.
Moverse del peligro, desligarse de la tierra que es cruelmente destruida, recuerdos que son violentados, lugares borrados por la torpeza humana que no mide los impactos de sus necias acciones, que traen muerte y permanente miedo a la piel de los agredidos.
Corre de los espacios cerrados.
Abrir los candados que frenan el paso, barreras que no permiten el progreso de nuestras gestas, botar los muros que nos paralizan es irrenunciable si queremos ir creciendo en la hermosura de la justicia que nos invita a saltar las vallas de la maldad.
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