Alejarse para acercarse

Callejones oscuros donde se cocinan los males que fluiran por los sucios y turbios desagües de lo peor de las sociedades. 

El dinero condiciona la justicia, se paralizan los debidos procesos por el precio adjudicado en los rectores de la corrupción.
 
Velozmente se distorsionan las versiones, escondiendo las evidencias, silenciando a quien sea necesario con el anhelo obsceno de manejar la información malintencionada que esconde la detestable realidad. 

Salir del negocio y redimirse es difícil cuando los ojos de la justicia no podrá esconder las acusaciones que golpean violentamente la conciencia que no conoce de precios y no podrá ser opacada jamás.

Miremos para el lado, buscando eludir toda responsabilidad, lavándose las manos de toda complicidad parece ser la perfecta manifestación del que no quiere comprometer su quietud.

Sentenciado a huir del lugar, peligro corre su vida, ensuciado hasta lo más profundo del ADN, no podrá esconder las evidencias que aplastan su presente, hundido en la más profunda mortandad, nunca más será lo mismo en la ruta de la sobrevivencia.
 
Buscar nuevos lugares, buscando comenzar nuevamente, lavándose la cara en búsqueda de sosrisas que buscan dejar las angustias del oscuro pasado. 

Volver a caminar en reconciliación con su Hacedor, con el corazón humillado, lejos del alboroto, en silencio aprendiendo a agradecer con sencillez de corazón, desprendiéndose de la altivez. 

Consumido por su propio consumismo, el afán de alejarse de lo vanal para alcanzar lo realmente importante, lo que trasciende al momento y buscar paz con el Creador de la existencia. 

Exilio del ruido, encuentro con la quietud. Tanto que aprender, tanto de agradecer, tanto que valorar, tanto que escuchar y tanto que adorar. 

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