Conocidos...
En qué somos conocidos y por qué lo hacemos.
Cuál es el sello distintivo de nuestro hacer y lo hacemos para qué.
Nuestro sentido de ser tiene una vocación, lo cual conlleva una acción ¿cuál es la razón de ello?
¿Qué hace la diferencia entre tantos?
Un mandato circunstancial o demanda irrenunciable que se sostiene como piedra angular que fija el hacer.
Hacerlo o dejarlo de hacer, marca la diferencia entre aquellos que realmente lo entienden como esencia o diferir de otros que solo
lo comprenden como hito en particular.
Difundir lo ejercido es innegable, ocultar la sombra que nos acompaña como quien atestigua de nuestro pasar, luz que ilumina, oscuridad que oculta la realidad.
Luz y sal, no sombras y sinsabores, dulce verdad que diluye la fingida maldad.
Lumbreras que deben mostrar el sendero, no eclipses qué opacan el caminar, vida que empuja el abrazo que nos llena de esperanzas en medio de un mundo descolorido y teñido de sangre, dolor y muerte.
En esto serán conocidos…
Desconocidos por lo que fuimos llamados ¿quién se replantea de lo que difama nuestra mala fama?
Tristeza en el alma, dolor en el corazón, llanto sin freno hay en el ser de los que sentados en altura logran ver la opacidad de nuestras profesiones de fe.
Conocen lo que debemos dar a conocer o qué ven de aquellos que son llamados a iluminar su entorno oscurecido por el odio y egoísmo de sus cercanos.
Amor ¿qué es?, ¿cómo se entiende?, ¿Cuáles son sus efectos?, ¿De dónde proviene?
Amar ¿Por qué?, ¿A quién o quiénes?, ¿Para qué?
Perdonar ¿Cuánto?, ¿Cómo?
Se puede amar sin llevar el fruto del perdón, es verdadero el amor cuando no se ejerce el perdón. Poder perdonar, es poder amar y poder amarles, es poder perdonarles.
Nos amamos en las olas del atardecer, pero nos odiamos en las olas de las tormentas
Amarnos en la perfecta conjunción que nos dicta amarnos en la descomposición de opiniones, que serán alineadas en la dulzura de saber esperar, con paciencia que se afirma en la compasión del corazón que desea fervientemente amar como fue amado.
Amados sin condiciones, entrega sin medidas, cual sacrificio de bondad, aferrado del corazón anhelante de concretar el acto más grande de amor, inigualable e insuperable será por todas las eternidades.
Aquel que alcanzado fue en amor, deberá continuar los pasos de su maestro, quien entrego dulces notas de su amor, cada acto, y palabra destilaban su perfecta justicia, misericordia, los cuales estaban encerrados en su santo amor por los suyos.
¿Los suyos se aman?
La belleza de la pureza doctrinal alimentará la nobleza de amarnos en la piedad, fruto de una vida saludablemente en la fe.
- Amar es sacrificio, hacerlo es honrar a quien nos enseño como hacerlo.
- Obedecerlo es amarle, es sin duda la mejor forma de acompañar lo que afirmamos en nuestros discursos.
- Ejercerlo es darle a conocer y enseñarle al universo que somos sus fieles representantes.
Amarnos en la verdad, evidencia que el cimiente de nuestra comunión es Cristo y nadie más.
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