¿Supieron?
Murmurar, hablar mal, ¡cahuín! o ¡chismes!
¿Qué virtud hay en ellos?
¡Qué mal le haces a la humanidad!
Qué afrenta a la honra de las personas.
Despiadado mordisco que fractura la comunión.
Lengua bífida que se mueve en pos de bailes inmorales.
Mandíbula que presiona hasta dejar en silencio los corazones.
¿Qué siniestras intenciones escondes?
Combustible fósil derramado en una quieta laguna.
Chispa que dejan encender, llama que se empuja a quemar todo lo que se aproxima.
Lanzar palabras, palabrotas cubiertas de crema, rellenas de injusticias, horneadas en flamas indolentes.
Despacio, despacito se despliega sin querer ser descubierta, sin querer ser oída, en las sombras de los oscuros callejones se moviliza.
Amargos desde las raíces, frutos insípidos que carecen de nutrición.
Infección que genera serios revuelos, mareos y vómitos que afectan las entrañas.
Contagiado que se fascina en contagiar a los necios receptores .
Complicidad es oírlos, dejarse acariciar por ellos es abrazar la muerte y despreciar la dicha de vivir en paz.
Minar campos, destruir praderas, ensuciar las veredas, dañar los caminos, cortar puentes.
Distancia que odia la cercanía.
Siembra silenciosa, cosecha escandalosa.
Asesora de guerras, fabricante de rencillas.
Quien la invita a su mesa, deberá almorzar sus avinagradas conversaciones.
Tanto mal generado, tantas flores privadas de sus colores.
Sonrisas sofocadas, llantos estimulados.
¿Quién no ha almorzado con ella?
Invitada de honor a los asados.
Un buen café que armonice las amargas notas del mal hablar.
Disimula su presencia en dulces conversaciones.
No se puede desconocer, mas de alguna vez hemos caminado tomados de las manos e incluso abrazados de sus tentáculos.
Maestra del mimetismo, encubierta o descubierta, ahí está.
No discrimina ningún medio de comunicación, las redes sociales esclavas de su tenebroso imperio.
¿Quién ha sentido sus colmillos insertar veneno?
¿Quién trae?, ¿quién lleva?
¡Quién trae!, ¡Quién lleva!
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