Llevarse
Dejarse llevar en la danza de los vientos El viento viene sin decir de dónde proviene, ¿Quién conoce su domicilio? Corre velozmente sin decirnos en dónde se esconderá, es un dilema encontrar su escondite. Con su fuerza arrastra los árboles, abrazándolos sin poder zafarse de sus brazos, prosigue en sacarlos de sus raíces sin siquiera poder negociar un año más de permanencia en el lugar que abraza tantos recuerdos. Aparece silenciosamente, pero irrumpe con violencia golpeando nuestras caras Impotentes ante su intensidad caemos delante de su incorpóreo ser. Quién puede sostenerse delante de él y no sentir sus fuertes ráfagas que arrastran todo aquello que carece de consistencia y firmeza temporal. El sigilo se convierte en un estruendoso ruido, no se llama silbido, es más bien un ensordecedor desgarro de todo aquello que se lleva en su mortal paso por la vida los indefensos mortales. Esconderse de sus corrientes, evitando los efectos de su pasar, no sabe ...